Mariposa
– espalda – braza – crol. Con una mano. Ahora sin manos. Sin manos ni pies a
dios gracias todavía no nos lo ha mandado Dani (mejor no dar ideas).
Nos
pasamos la vida haciendo ejercicios y entrenando en la piscina, pero ¿os habéis
parado alguna vez a pensar si conocéis a la persona con la que nadáis hombro
con hombro, mano con pié o cabeza contra cabeza?
Haciéndonos
eco de un artículo sobre la fauna acuática cloro-fílica, y habiéndonos
reconocido en más de una ocasión, hemos creído interesante compartir sus
reflexiones y alguna propia nuestra, a fin de conocernos mejor a nosotros
mismos y a nuestros vecinos de calle, para reírnos un poco, en primer término
de nosotros mismos y luego si cabe todos juntos.
Si
bien los neófitos no hemos tenido oportunidad de compartir piscina con toda la
fauna que en el artículo se disecciona, seguro que os sentís identificados y reconocéis
a más de un@. Todo sea como siempre, con la mejor intención.
Pedimos
disculpas por la traducción, que no es del todo fidedigna, y que hemos
aderezado con un poco de sal, azúcar y pimienta, para darle un toque “máh nuehtro”. En cualquier caso, aquí tenéis el enlace al artículo original.
Bueno,
pues ¡allá vamos! Preparados… ¡Ya!
Comenzaremos
con el núcleo duro del equipo, la punta de flecha que tira de la cuerda;
Demolition man: Es la liebre que no se cansa. No hay quien le pille en los entrenos, donde se deja la piel, pero que luego en las competiciones no ve recompensado su esfuerzo.
Demolition man: Es la liebre que no se cansa. No hay quien le pille en los entrenos, donde se deja la piel, pero que luego en las competiciones no ve recompensado su esfuerzo.
El
rompe tiempos: No se sabe cómo lo hace pero en las competiciones consigue marcas
que ni el plantío cuando le va a animar su madre. ¿Es un pájaro? ¿Es un avión?
¿Un torpedor?
El
"Lourdes existe": Está todo el día - que mal me encuentro, que mal me
veo en el agua, no tengo ninguna gana de mojarme...- y luego va y te dobla más
veces que un japonés un trozo de papel.
El
barco de vapor: Sí, como esos barcos que surcaban el Misisipi con una rueda
gigante. Hace más espuma que las bombas de sales, y las olas que produce asustarían
al marinero más experimentado.
El
guardia fronterizo: Recorre la corchera agazapado a ella, arreando mamporros a
quien osa acercarse demasiado a sus dominios. Su punto débil es el final de la calle,
donde a veces acaba empotrado.
El
aletitas: Cualquier excusa es buena para ponerse las aletas; que si me duele el
brazo, el hombro, la junta de la trócola… el caso es darle caña a los pies y
avanzar a toda pastilla.
El
ofendido: En un momento dado sale del agua y abandona el entrenamiento alegando
que se encuentra mal, que alguien le ha dado un cacharrazo o cualquier otra
causa de fuerza mayor, que normalmente suele coincidir con el haber sido adelantado
por otro compañero.
El
"espera un momento": siempre requiere alguna aclaración sobre la
serie que toca, logrando siempre posponer la salida – Vaya, se ha pasado la
roja, bueno, pues ya salimos con la amarilla, o ¿esperamos a la roja?-.
El
ahorrador: Va nadando en punto muerto casi todo el entrenamiento, esperando el
momento para pegar el acelerón y dejar a todos "meaos".
El
explosivo: Empieza a nadar a toda pastilla. Ninguna pastilla dura eternamente.
Eduardo
manostijeras: ¿cuando fue la última vez que te cortaste las uñas? Y, si, en los
pies también tenemos uñas. Y crecen. Luego la mujer de alguno se mosquea...
El
nudista: Ese que se toma tan a pecho el respeto por el medio ambiente, que no
cambia de bañador ni aun cuando la tela deja de ser opaca.
La
hucha humana: sí, tú, súbete el bañador.
Raskayú:
Está todo el día rascándote los pies en los entrenos. Amablemente su predecesor
le suele ceder el puesto, pero éste lo rechaza alegando que va más despacio. Por
lo que más quieras, no mires atrás o te cogerá...
El
jueves: Siempre en medio. Parece que esté esperando a que llegues para salir
antes que tú, y ponerse a nadar en plan “no tengo ninguna prisa”.
El
ansioso: No han acabado de dar las explicaciones sobre el ejercicio a realizar cuando
de repente se oye "¡chof! ¡plaf, plaf, plaf, plaf…!" y todo el mundo
se pregunta ¿y qué es lo que va a hacer éste?
Matrix revolutions:
Con él, la técnica de estilos adquiere nuevas dimensiones; un brazo por aquí,
el otro por allá, los pies mejor no mirar… ¿cómo conseguirá avanzar? ¿y flotar?
Misterios de la ciencia.
El
koala: al final de su serie se agarra a la pared en el medio de la calle,
impidiendo a los demás hacer un giro decente.
El
“abofeteador”: suele aparecer en las series de mariposa.
El
mago: Está todo el día rascándose la barriga y luego en las competiciones da la
campanada.
El
“mago pis”: Casualmente siempre en la parte fuerte del entreno.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
Éste sí que es bueno. Voy a hacer traducción casi literal porque encaja a la
perfección. Juro, prometo y lo que haga falta que no me lo he inventado yo. Lo he copiado. Que me denuncie
la SGAE. Espero que después de esto me sigáis hablando. Podrían ser “Los chicos de la tienda de mascotas”,
pero ¡NO! The winner is…
“El corrillo de la cola de la pescadería”:
-
Hacen las series entre conversaciones.
-
Según avanza el entrenamiento, las series se van haciendo más cortas y las
conversaciones más largas.
-
Sólo se da en natación máster.
Al
igual que el genio que escribió esto, mis entrenamientos favoritos también son éstos, que a veces se echan de menos.
La
verdad es que podríamos estar todo el día sacándole punta al lapicero, y es que
leyendo los comentarios de otros nadadores, uno se da cuenta de que tratándose
de personas, ya se sabe, cada uno somos un mundo. Todos tenemos nuestro
precioso y único tesoro interior. Seguro que vosotros echáis a alguien en
falta, ¿o no?
Otros
elementos del atrezo piscinero:
El
socorrista borde: Como se acerque al borde…
Las
lapas del poyete: Llegan, se incrustan en la pared, y no se mueven hasta que
deciden emigrar por motu propio. No te quedes sin oxígeno y necesites agarrarte
al borde de la piscina, porque no hay
sitio. Sólo el barco de vapor y su onda expansiva pueden hacer que se
muevan un poco.
La
berraña del fondo de la piscina: Afortunadamente hace tiempo que no hace acto
de presencia. Es donde viven Bob esponja y todos sus amigos.
Suponemos
que algunos de éstos especímenes no se encuentran en cualquier piscina, sino
que son más bien del tipo "muy profesional", alejados de la mayoría
de los mortales, pero quién sabe si alguna vez dejaremos de serlo también
nosotros y nos los encontraremos en alguna supercompetición de la leche. Por si
acaso, estad preparados. O como diría Gandalf, si alguna vez os los encontráis -"Corred
insensatos"-.
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